11 de julio de 2014

4.¡Mira lo que viene ahí!

Es ridículo cómo en un momento puedes estar en la seguridad de tu casa, viendo televisión y al siguiente, bueno, tú sabes como va toda la historia: ¡Oh! ¡Vi mi vida pasar en dos segundos y justo antes de morir me salvó un ángel! (esa clase de bochinches).

¡Guten morgen an alle! que en alemán significa "buenos días a todos" (si me equivoco, discúlpenme, puede que estén leyendo esto de noche). Todos sabemos que hay días en que nos levantamos con el pie derecho, con un aire de je ne sais quoi, que tenemos ganas de ir y conquistar el mundo y hasta pensamos que nada nos detendrá aunque sea "el día después de mañana". Y hay días en que simplemente te cuesta hacer la mayoría de las cosas. Te cuesta abrir los ojos, sientes que un camión pasó encima tuyo (para mí, eso es casi todos los días), pararte de la cama es como la tercera guerra mundial (La batalla es real). Y para finalizar hay días en que (lucky for you) Dios quiere jugar contigo (como si fuera SIMS) y te mezcla las dos cosas, solo para tenerte motivado, pienso yo.

Bueno hoy fue uno de esos días mezclados para mí y bastante emocionante (si eso significa haber gritado "Santo Dios" o "Madre Mía" más de veinte veces). Temí por mi vida, por la de la gente en la calle, por las infraestructuras públicas, por los carros ajenos y hasta por los árboles a los lados de la calle. Yep, fue algo innolvidable. Déjenme contarles las aventuras de dos chiquillas en la ciudad y sus momentos... "blondies" (sin ofender a nadie). 

La verdad es que no pensé que nada de esto fuera a ocurrir, desperté en un día maravilloso, no solo pájaros cantando sino también con constructores taladrando, excavando, gritando y dando martillazos en mi oído, sin luz, teléfono o WIFI (lo que más necesitaba era la luz, la verdad) y  pues no me pareció tan malo. He despertado otros días sin luz, ya me había acostumbrado a la construcción, no era gran cosa. Luego, mi amiga llegó. Ahí fue cuando mi día se puso interesante. 

Mi amiga, la cual no voy a nombrar por asuntos de dignidad, estacionó su carro en mi garaje, se bajó y creyéndose la máxima mecánica del mundo se amarró el cabello, se subió los pantalones, se puso sus lentes de sol y con un trapo viejo fue directo a la tapa del carro (¿se lo imaginan?). Yo, que acababa de salir de mi casa, dejé mis cosas dentro del carro en la silla del copiloto y fui a ver que era lo que la pequeña saltamontes estaba planeando cuando la veo abrir la tapa, con el trapo en su mano encontrar la tapita del radiador y lo próximo que supe es que una MEGA FUENTE de agua con aceite y coolant hirviendo estaba saliendo del carro, sin control. Mi amiga y yo pegamos el respectivo grito de niñitas y saltamos hacia atrás, tratando de alejarnos lo más posible del chorro chocolate. Mi hermana se asomó por la ventana, su cara no tenía precio, era una mezcla de preocupación, enojo, frustración y una pequeña risa asomándose (la verdad es que yo misma me comencé a reír a carcajadas). Dos minutos después salió mi mamá corriendo de la casa (después que ya pudimos conversar con calma, me contó que vio todo lo que sucedió por la ventana y que tuvo que tomarse un tiempo para respirar y no desmayarse de la preocupación) y ayudó a mi amiga con sus quemadas. Ella se quemó el cuello y los brazos, pero nada que una súper mamá no pudiera solucionar con tomates y aloe. Después de eso mi amiga no paraba de decir "¡No supero la cara de preocupación de tu mamá!".

Después de pasar nuestra "pena ajena" en el vecindario ya que el guardia y los constructores de al lado vieron todo el show, nos montamos en la camioneta y nos fuimos a meter al tráfico de Panamá (gran idea). Apenas salimos a la Vía España casi nos chocamos por primera vez en el día(cuéntenlas, son varias), en una intersección . Luego, cuando íbamos por la calle del IPA, justo a la hora que recogían a los cientos de pelaitos, dónde estaban los abuelitos, papás y mamás correteando niños y además los buses mal estacionados en la calle que no dejan pasar a nadie, rozamos un bus amarillo (2) que se oyó más feo de lo que en verdad pasó. No dejó ninguna marca, ni en nuestro carro ni en el bus. Mi amiga y yo todavía estábamos en shock por lo de la fuente de agua, el casi choque, y ahora un bus... hoy no era su día, ni el mío, pero seguíamos riéndonos (para no llorar) porque nunca pensamos que todo esto nos iba a pasar. 

Para acabar, íbamos tarde para nuestro próximo mandado, así es que abrimos Waze (para qué fue eso) y buscamos un shortcut entre las estúpidamente estrechas calles de PTY . Nos metimos por un laberinto de calles peligrosas que ni sabíamos que existían, nadie sabe como llegamos a la Transístmica (por suerte), luego salimos a San Miguelito y entonces la voz "poderosa" del amable señor de Waze nos dijo que doblaramos a la izquierda ¡en una intersección donde no había ni señales, ni semáforos, ni guardia! (aquí es donde sí lloré). Mi amiga, a la que le salió lo rápido y furioso, aceleró, por suerte no venía nadie de ninguna parte porque dobló a la izquierda en la calle que parecía la más larga del mundo y justo cuando ya estábamos terminando de cruzar, las dos miramos hacia la derecha y gritamos como nunca lo habíamos hecho (igualito que en las películas de Jim Carrey), venía un carro a toda velocidad, justo a chocarnos (en mi puerta, genial), entonces ella aceleró y gritó y siguió acelerando y de pronto nos salvamos. A mi se me salía las lágrimas al mismo tiempo que reía y ella solo decía "calma, calma, no es para tanto". (Espero que lleven la cuenta de estos encuentros cercanos del tercer tipo porque faltan más).

¡Y aún no estábamos ni cerca de nuestro destino! Para llegar a ese lugar, tomamos la Tumbamuerto (que no le dicen "tumba muerto" por nada) así es que yo estaba un poquitín bastante asustada. Entrando a esa calle me percaté que mi amiga gritaba de todo cuando manejaba y las dos únicas frases que repetía siempre eran "Mira lo que viene ahí" cada vez que veía un camión en la calle y ella se quería tirar o "¡¿Do you want to die?!" a los peatones cara de nance que tienen el puente arriba, pero ellos son muy "GENIALES" para usarlos o están en el corredor (lo cuál no tiene sentido), pero ellos son muy "INTERESANTES" para que los atropelle alguien.

Finalmente, para no hacer el cuento tan largo, nos pasamos algunas luces amarillas (rojas), casi atropellamos en total como 25 individuos, nos chocamos probablemente 5 veces (hay unas que, hay que admitirlo, el carro era un magneto de accidentes), gritamos, reímos y mandamos al demonio (para decirlo decentemente) a los demás conductores unas 18 veces y llegamos sanas y salvas (bueno al menos yo llegué sin el cuello entumecido del estrés, a mi amiga estoy segura que le dio un infarto en su casa). 

La moraleja de todo esto es, niños, que nunca abran una tapa de radiador (o cualquier otra cosa que pueda explotar) sin un adulto responsable, nunca manejen en las desordenadas y muy caóticas calles de Panamá cuando están distraídos por eventos explosivos anteriores, cuando tengan sueño o mejor, nunca manejen (usen el metro, para eso lo construyeron). No te creas rápido y furioso, no habrá nadie a quién impresionar si los dos mueren en un accidente de auto. Y JAMÁS DE LOS JAMASES cruces una calle por donde no se debe. Pones en riesgo tu vida y la vida de otros.

Después de todos los sustos, fue divertido, vi muchas cosas, mi amiga me enseñó otras pocas y aquí estoy todavía, ¿no?

Hasta mañana nette leute,

Diana


Si no quieres correr riesgos en la vida, ya has decidido que no deseas crecer.
Shirley Hufstedler

Para abrir nuevos caminos, hay que inventar; experimentar; crecer, correr riesgos, romper las reglas, equivocarse... Y divertirse.
Mary Lou Cook

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