11 de noviembre de 2014

17. Amigos, compadres, amigas, comadres, compinches, PARTNER IN CRIME.

TAmigos, compadres, amigas, comadres, compinches, partner in crime, malagradecida, maldito, grosera, imbécil, soul mates, corazón, bebé, amigaza, besties, bf, “única persona que es tan desquiciada como tú”. Creo que ya di bastantes indirectas de lo qué voy a hablar hoy. ¿Quién más se deja insultar tan descaradamente como ellas y ellos? P.D: Aunque hable más sobre las mujeres también aplica para los hombres.

Si me dices que nunca has tenido un “bestie” (hombre o mujer) entonces estarías mintiendo o serías un psicópata loco que no confía en nadie (sinceramente espero que esa no sea la razón). Todos hemos tenido un mejor amigo o amiga, sobretodo en nuestra infancia cuando no sabíamos ni la mitad de las cosas que sabemos ahora y tampoco sabíamos qué estaba pasando en este lugar loco y complicado así es que buscar compañía en alguien tan perdido como tu era lo más lógico.

Lo más divertido de las amistades de infancia es recordar cómo fue cuando se conocieron y lo más triste, cuando se separaron. Ahora suena gracioso pero en ese momento pudo ser el mejor y peor día de tu vida. Conocí a mi entonces mejor amiga (desde primer grado hasta quinto grado. Sí, yo también pensaba que iba a ser para siempre) en un leve estado de pánico de niños de primer grado: mi lápiz se había quedado sin punta y estábamos en medio de una práctica de escritura con la maestra más mala de todas. ¡Oh, el horror! Ella se sentaba al lado mío y estoy segura que antes nos habíamos hablado (ustedes saben, esas conversaciones sin sentido que tienen los chiquillos: “¿y sabías que Barney tiene cinco patas?/ ¡No! ¡Te dije que esa es la cola! /¡Pero cállate! ¿No ves que estoy hablando con Barbie y Kelly? Por cierto, Max Steel pidió entrar al club del te./ ¡Max Steel nunca tomaría te!” Si… era extraño) pero nunca pensamos en ser “mejores amigas por siempre” antes de que ella me prestara su sacapuntas sin que se diera cuenta la profesora y fuera como nuestro pequeño secreto. Claro que ella no se acuerda de nada de esto. Yo me acuerdo porque mi memoria para las cosas inútiles es increíble, pero para saber cuál es la derecha o izquierda ahí si es una maldita. (es porque soy ambidiestra y se confunden :( 

Recordar cuando nos separamos es doloroso aunque hoy tengo una vida que quizás no hubiera tenido si fuéramos aun amigas. Olvidé por qué fue que empezamos a pelearnos como si ella fuera agua y yo aceite, pero esas batallas de quién estaba en la razón y quién no se volvieron insoportables y entonces vinieron los celos (de esos en los que ves a tu mejor amiga con otra insulsa y dices “ella va a caer”) y al final, las peleas pudieron más que la amistad. El día de mi cumpleaños fue el último día y el peor, la pelea en la piscina fue épica, los flotadores de jirafas y animalitos volaban y los otros niños se salían de la piscina porque empezamos a tirarnos los ula ula y las pistolas de agua a chorro se convirtieron en las armas de defensa y fue horrible. Horrible. Tuvieron que separarnos después que empezamos a jalarnos las greñas.

Y toda esa historia puede sonar depresiva y triste porque es de pérdida de una persona que en ese momento era todo tu mundo, era la persona con la que jugabas a todos los juegos que existieran, la que llamabas a las cuatro de la tarde “para saber cuál era la tarea” y te quedabas hasta las 7 hablando estupideces, a la que le contabas todos tus secretos de niñita de 9 años “aaahhhh Josesito es taaaaaan lindo, quiero casarme con el”/“¿Quieres que te cuente un secreto? Estoy enamorada de Manolito” y las dos se reían hasta que les dolía las costillas y pensaban que les habían salido cuadritos hasta en la espalda. Era con la que hacías TODO y cuando digo todo es TOOOOODOOOOOO juntas. Con la que te burlabas de otras niñas, con la que aprendiste a saltar la cuerda, a jugar “1, 2, 3 pan y queso”. ¡Ella fue con la que aprendiste a escribir! Pasaste con ella las sumas y restas, los exámenes de dictado, aprendiste los planetas, cómo se divide una célula y muchas otras cosas. Probablemente hiciste la primera comunión con ella, tuviste a tu primer perrito cuando ella era tu amiga. Tantas cosas pasaste con ella y de pronto “puff” se fue. Y las dos siguieron con sus vidas. Y entonces piensas que nunca fue tu amiga, pero si lo fue, en algún momento de tu vida, si fue tu mejor amiga.

Las falsas promesas como “mejores amigas por siempre” o “el príncipe Encantador llegará en un corcel blanco cuando estés en peligro” (ridículo Disney) siempre estarán ahí porque todos queremos vivir en ese mundo perfecto donde las cosas nunca acaban, pero la verdad es que siempre tendrás una mejor amiga o amigo solo que el mundo cambia, se mueve, gira, rota y nosotros cambiamos con él. Por eso siempre tendrás una mejor amiga o amigo solo que no será la misma persona, será otro que lo reemplaza con nuevos intereses, nuevas personalidades, nuevos retos. 

Cuando estaba pequeña y la amistad con la única persona que me conocía completamente se acabó pensé que más nunca tendría una amiga, más nunca podría querer tanto a alguien que daría cualquier cosa para que fuera feliz, para que estuviera segura y para que cumpliera todos sus sueños. Cuando uno es niño no piensa en estas cosas conscientemente, solo piensa en jugar y pulseritas de la amistad, pero ese amor por la otra persona como si fuera de tu propia sangre está ahí. 

Al crecer me di cuenta que ese sentimiento si estará siempre dentro de ti. Si puedes sentir ese amor por muchas personas que entran y salen de tu vida, convirtiéndote en lo que eres en el presente. No todas se pueden quedar, no por que no quieran, si no porque para poder avanzar hay que cambiar. Cada uno de ellos pasa contigo otra etapa de la vida, te enseña nuevas cosas, te acompaña y te deja recuerdos. En sexto grado tuve otra mejor amiga que también pensé que estaríamos juntas por siempre (aún no había aprendido la lección) y fue con la que aprendí a defenderme por mi misma, la de la que aprendí que ser pequeñita y adorable no significa que seas inofensiva, no significa que seas callada y miedosa, fue la que me acompañó en la transición entre primaria y secundaria y la que me subió el autoestima cuando estaba más abajo que el infierno. Ella se fue en segundo año y yo quedé sola, intentando saber en qué grupo había un espacio para la pequeñita inadaptada y extraña que le gustaba actuar en el teatro del colegio y que le daba miedo hablar con el sexo opuesto.

En ese periodo de tiempo tomé la costumbre de ir de grupo en grupo sin amigos de verdad pero con muchas lecciones de confianza y propia supervivencia aprendidas. Y entonces, en cuarto año, pensé que encontré a los que de verdad serían mis amigos para siempre. Era un grupo bastante extraño y deforme, los incomprendidos diría yo, “missfits” como los de Glee, con un tema musical principal y todo, pero sin el coro. Una hiperactiva, un ponche, una torra, un bien portado, una santa, una actriz, un panchi, una miss universo venezolana, una pseudo francesa, una artista, un loco y una fabulosa colombiana. Ese era mi grupo. Pensé que finalmente los había encontrado, pero no.
Como todos sabemos la vida es cruel y el tiempo es rápido y nos separamos. La vida sucedió y una serie de eventos desafortunados fue separándonos uno a uno, pero los buenos momentos, los recuerdos, las cosas aprendidas, las cosas por las que pasamos juntos siempre se quedaron ahí. Algunas despedidas fueron más difíciles y tristes que otras, algunas fueron más que increíbles (en el sentido literal de la palabra), otras fueron de acuerdo mutuo y otras simplemente fue la distancia y los cambios normales de avanzar en la vida.

Y entonces llegamos a la actualidad, donde amistades que conocía hace años pero que no eran las más cercanas se volvieron el grupo de apoyo después del grupo de apoyo original. Un grupo de amigos que conocen tus mejores talentos y habilidades, que saben lo inteligente, hermosa y divertida que eres (en el caso de los hombres saben lo inteligente, masculino y rudo que eres… ¿eso es lo que se dicen los hombres? No sé) aunque tú no lo sepas y te lo repiten una y otra vez en formas diferentes para que se te grabe en la cabeza. Pero también conocen tu pasado, tus demonios y hasta la esquina más retorcida en tu cabeza que puede hacer que te vuelvas un psicótico asesino. Pero igual te aman y no te dejaran volverte un loco con una escopeta sin haber luchado contra ti primero. Ellos están ahí para ti cuando las cosas se ponen difíciles y se largan a dormir a sus casas cuando el mar se calma. Llegan a tu casa a “parkear” sin razón coherente (“Ehh, ¿Diana qué haces aquí? Es que se me acabó el papel en mi casa y tenía que ir al baño” “Vives a 30 minutos de mi casa ¡Sin tráfico! Y ¿Qué haces abriendo mi refrigeradora? ¡El baño está para el otro lado!”) y obviamente se comen toda tu comida porque son familia y la familia se alimenta (y nunca se olvida). Son las que te apoyan en lo que sea que decidas hacer con tu vida y las que creen en ti no importa quién eres o quieras ser. Son las que podrán no verse en meses pero eso no significa que dejan de ser amigas y que si las llamas por emergencia no saldrán a toda velocidad a ayudarte.

Las amigas son las que te dirán que te calles cuando empiezas a decir estupideces en frente del tipo que te gusta (o cualquier persona en general), son las que te avergonzarán en el supermercado porque empiezan a bailar con la musiquita que ponen, son las que se aprovecharán de ti si tienes carro y luego te pedirán que las alimentes, pero también son las que te ayudarán a limpiar tu casa después del “arranque” de anoche, las que llevarán y buscarán a tu mamá en el hospital si tú no puedes hacerlo, las que harán las compras de break up para ti (con su plata aunque saben que no comerán nada de lo que compraron. Todo te lo tragarás tu) y las que te buscarán hasta tu casa del otro lado del mundo porque aman pasar tiempo contigo. Son las que irán a tu casa a las once de la noche a comer helado y ver películas porque estabas aburrida. Son las que te acompañarán en el funeral de tus padres (cuando llegue el momento) y las que te abrazarán hasta que dejes de llorar y tu corazoncito vuelva a latir. Son las que llamarán miles y miles de veces a todos tus familiares cuando les digan que entraste en coma y comenzarán a llorar incontrolablemente sin siquiera saber si es verdad (true story). Son las que llorarán contigo cuando se muera tu perro porque lo vieron crecer. Y las que, aunque estén en dos continentes diferentes, nunca dejarán de preocuparse una por la otra, nunca se olvidarán  y nunca se separarán.

Después de 19 años de vida puedo asegurar (todos sabemos que en dos días tendré otra perspectiva sobre esto) que no hay UNA sola mejor amiga o amigo, eso no existe. Es UN solo grupo de amigos cercanos. Un grupo conformado por diferentes caras de tu personalidad y que juntos hacen una sola persona porque cuando eres suficientemente maduro para conocerte a ti mismo sabes cada parte de ti y buscas personas semejantes y diferentes y lo que te queda es una combinación rara e irracional pero verdadera, como tú.


Así es que aunque creas que estás solo en este mundo nunca lo estarás, ya sabes que ninguna de las personas que has conocido o las cosas que has hecho fueron en vano,  claro que algunos se fueron, te traicionaron, se volvieron en tu contra o simplemente dejaron de ser tus amigos por cualquier razón, eso es si lo quieres ver desde el punto negativo pero si lo ves desde el punto positivo, tu saliste ganando, tú te hiciste más fuerte y tú eres el que al final tendrá a los mejores amigos que cualquiera podría pedir. Recuerda que aún te quedan muchos años de vida para conocer y vivir más y más te vale que los vivas bien. 

Cheers para los mejores amigos pasados, presentes y futuros.

Love y’all

Diana


"La amistad es un alma que habita en dos cuerpos, un corazón que palpita en dos almas" Aristóteles



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